sábado, 4 de octubre de 2014

TERMINO LA CAMPAÑA


CORRUPCIÓN Y POLITICA


Publicado en Correo el 4 de octubre del 2014

 

No ha habido palabra más mencionada en esta campaña que corrupción, usada para descalificar contendores, para acusar sin pruebas, para orientar desesperaciones y para atacar absurdamente y en última instancia a los ciudadanos. Si sumamos los “corruptos” que votan por uno y los “mafiosos” que no votan por otra, no queda títere con cabeza, los electores todos somos culpables de no saber elegir.

La corrupción política es el abuso de los líderes políticos para obtener ganancias que incrementan su poder y riqueza. Estamos viendo como el poder local y regional mal usado ha envenenado la política nacional. Pero un gran problema en democracia es la pérdida de fe en la política y la ausencia de confianza en los políticos. La fiscalización y la vigilancia de la sociedad es esencial para rescatar los valores democráticos y en esta tarea la prensa es fundamental. Pero también puede profundizar la desmoralización y la desconfianza cuando hay arbitraria acidez en los comentarios o cuando los juicios mediáticos no respetan la presunción de inocencia. La exposición de la corrupción es indispensable pero la denuncia indiscriminada torna vulnerables sociedades e instituciones. El equilibrio informativo y de opinión es saludable y necesario.

Por supuesto que existen tramas tejidas entre dinero y poder, lo vemos y lo veremos pero ello no establece una relación inexcusable entre corrupción y política en la que resultan más responsables las sociedades que los políticos. Cuando la responsabilidad se generaliza también se diluye: donde todos somos culpables nadie lo es.

La presunción de inocencia y la tolerancia deben ser respetadas como base de una campaña electoral docente y decente, que no dé por sentado que todos somos corruptos y que las autoridades que elegiremos también lo serán. Esa apuesta por la desmoralización es el punto de partida de la relación perversa entre política y corrupción.  Se dice que esta campaña ha sido preparatoria para la presidencial. Ojalá no sea así. Que las autoridades se pongan las pilas para la reforma política que evite que la ostentación y al despilfarro, la descalificación moral, el todo vale y las falsedades prevalezcan sobre la propuesta y la construcción de confianza. Que se regule la propaganda y el financiamiento electoral para que las autoridades elegidas no tengan que responder a donaciones convertidas en costosas hipotecas. En fin, que se defienda la democracia de enemigos internos y externos.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario