sábado, 4 de octubre de 2014

LOS INDIGNADOS CHINOS


 
LA PRIMAVERA ASIATICA
 
Publicado en Diario 1, el 04 de octubre del 2014
 
La protesta pro-democracia llegó al gigante chino y lo hizo en la parte capitalista de un país que practica desde 1997 la tesis de "un país con dos sistemas", tal como fue acordado para el retorno de Hong Kong, a China. Los estudiantes conectados por la red han dado forma a un gran movimiento social que negocia con el Gobierno la reforma electoral 

Se le ha llamado la revolución de los paraguas debido a que la multitud permanece bajo intensa lluvia. Los activistas han acampado en los distritos de Central, Admiralty y Mongkok. Los funcionarios públicos quisieron retirar a la fuerza las tiendas de campaña pero el enfrentamiento de miles de personas, de un bando y de otro, ha hecho que la Policía separe con un cordón los dos grupos. 

El centro del debate es la reforma política pero el gobierno afirma que todo debe limitarse a los márgenes de la reforma electoral ofrecida. Los manifestantes exigen una elección realmente democrática del próximo jefe ejecutivo de la ciudad, en el año 2017, mientras el Partido Comunista chino insiste en que los candidatos se limiten a tres y tengan que pasar por el Comité Electoral.

Internet viene siendo fundamental para la movilización al igual que viene sucediendo en otros países. China ha intentado bloquear las redes sociales para acallar la protesta pero no es tan fácil en una ciudad de cultura altamente tecnologizada. Internet es en Hong Kong una adicción casi irrefrenable desde que ocupa los primeros lugares en usuarios de plataformas como Facebook, al igual que en EEUU.

Internet es el instrumento de acción política como lo fue en la primavera árabe. Las redes sociales dejaron de ser mero entretenimiento para ser una "poderosa herramienta de movilización" de los miles y miles que intentan paralizar la urbe. El teléfono móvil es usado por los seguidores de Occupy Central para coordinar y canalizar recursos. La difusión de las fotos de la acción policial represiva provocó una respuesta emocional y sacó mucha más gente a la calle.

Cinco millones de los siete que habitan Hong Kong usan Twitter, Facebook, Youtube o Google a pesar de años de severas restricciones o de bloqueo por los censores chinos desde el 2009. Hay censura pero los activistas se han anticipado a cualquier intento de restringir el uso de Internet.

El líder Joshua Wong, de 17 años, émulo de lo que fue Wael Ghonim para la revuelta de Egipto, pidió a sus seguidores que descargaran Firechat, para comunicarse a través de Bluetooh sin internet. Así copiaban las tácticas que usaron en Taiwan para la revuelta de los Girasoles en el 2013, para mantenerse en contacto. Los estudiantes están interconectados de forma permanente y muchos dudan que sea posible en Hong Kong un "apagón" como el que protagonizó el régimen de Hosni Mubarak durante la revolución de Tahrir.

El gobierno central chino está ante un inédito rechazo al control oficial en tan importante centro financiero. El gobiernista C.Y. Leung, ha dicho que es mejor tener el sufragio universal que no tenerlo y que los cinco millones de electores de Hong Kong voten por uno de los tres candidatos impuestos por Pekín. Pero los jóvenes no están de acuerdo, el mundo se comunica con categorías democráticas que todos quieren compartir. La democracia es manifestación de voluntad libre y sin condicionamientos, los chinos forman parte del mundo globalizado e interconectado y quieren los mismos derechos. Así estamos.

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