viernes, 15 de agosto de 2014

LA SOCIEDAD VIGILA

                                
                                  ETICA, LOBBIES
Y CIBERESPIONAJE
 
 
Los emails interferidos de la cuenta personal del ex premier René Cornejo demuestran la  poco eficiente seguridad de las comunicaciones del gobierno. Pero lo que preocupa más es el tráfico de influencias y el ejercicio del cabildeo. Las declaraciones de Ana Jara sobre los lobbies que no funcionan en este gobierno no tranquilizan a nadie.
La puerta giratoria, por la cual altos funcionarios del Estado pasan a la actividad privada y viceversa, debe ser regulada. Y también los lobbies que se caracterizan por la audacia y la llegada a los más altos niveles. Ambos ponen a prueba la ética elemental de la tarea de gobierno. La defensa de los intereses privados es legítima siempre que se cumpla bajo regulaciones y conforme a la ética.

A nadie extraña que muchos identifiquen a la clase política con mafias y al ejercicio del poder con componendas y negociados. Puede ser un exceso pero la legitimidad de la política y del Estado se lesiona con la falta de credibilidad y hasta la democracia puede devaluarse. La negatividad se ha apoderado de demasiada gente que mira sin ilusiones lo que viene. El sistema electoral se irriga con grandes cantidades de dinero para ganar el voto ciudadano. Nunca mejor aplicado el concepto de marketing pues el voto preferencial permite que el candidato se compre y se venda como los detergentes, con “donaciones” a ser recuperadas posteriormente. Los dineros de los generosos se convierten en acreencias cuando los candidatos llegan al poder, en compromisos bien dirigidos a intereses que pueden ser no muy santos. Poderoso caballero don dinero. Por él y con él se llega al Congreso y al Ejecutivo y a los puestos de poder y decisiones que se ocupan con los financiadores y sus amigos.

En Europa las campañas son sólo de cuatro semanas y se pagan de modo transparente con dineros públicos y distribución equitativa de los espacios según la representación obtenida en elecciones. No hay forma de avasallar con el capital privado ni de lograr mayor presencia mediática. Las donaciones tienen límites y rigurosos rendimiento de cuentas. No olvidan que hoy la sociedad vigila, que las redes sociales repercuten opiniones antes silenciadas. Vivimos otra era, ojalá para adecentar la política y acercarla a la ética no siempre presente.
 

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