UN POLITICO EXCEPCIONAL
MARIA DEL PILAR TELLO
Partió Henry Pease y recuerdos y homenajes son muy
merecidos para tan importante y valiosa figura de la izquierda. Su apuesta fue
por los ideales, la amistad, la honestidad y la democracia y por el respeto a
las instituciones. Cuántos personajes como él necesitaría nuestra patria para
concretar ese futuro mejor que queremos.
Henry fue gran amigo y excepcional maestro. Encarnó
la honestidad y la coherencia algo ya revolucionario en estos tiempos. Como
académico condujo centenas, por no decir
miles, de profesionales desde su tribuna universitaria que nunca abandonó. Formó
juventud e inspiró ideales y mística. Muchos de sus estudiantes son hoy líderes
comprometidos a no traicionar la impronta de verdad y responsabilidad que él inculcó
en sus clases.
Con su partida la izquierda, tan proclive a la
fragmentación, pierde un adalid. Ya se fueron Alfonso Barrantes, Gustavo Mohme
Llona, Javier Diez Canseco. Sus filas se despueblan de auténticos conductores.
De los dirigentes emblemáticos Henry fue quizás el único intelectual y
académico que defendió la democracia y fustigó al terrorismo en las aulas, en
las tribunas y en las calles. Nunca tuvo excelencia en la salud pero en sus
actividades era el mejor, con su indudable capacidad y su eficaz manejo. Descartó
y combatió el caudillismo como forma perversa de liderazgo, su visión era la del
combate colectivo, racional e informado. Valiente y audaz como lo demostró con
la Marcha por la Paz que convocó contra Sendero Luminoso el mismo día de un paro armado.
Lo recuerda el Nobel Mario Vargas Llosa en un libro en el que lo distingue como
gran político.
Y es que Henry se ganó el
respeto de todos por su suficiencia y su honestidad acrisolada. Iluminado por
sus grandes amores, el esencial el de su esposa Mary prematuramente fallecida,
y el de sus hijas y nietos. A ella ofrendó un hermoso y sentido discurso en la
misma iglesia de donde lo despedimos. Pero además le tributó amor y fidelidad
de por vida, con espíritu que muchos calificaban de monacal. Se propuso, con devoción
académica y política, publicar libros esenciales y acertados que perduran para
el análisis y la reflexión. Entre ellos El ocaso del poder oligárquico, y Los
caminos del poder, ambos sobre el gobierno militar que me fueron inestimables
para mi primer libro, cuando entrevisté a los militares velasquistas. A su
información y opinión generosa le debo haber superado mis vacíos de información
por haber estado en Francia en esos importantes años. Extraordinario conversador,
nunca mezquino con sus conocimientos y hallazgos.
De enorme capacidad de
trabajo, amor por el estudio y por el país, bondad y generosidad proverbiales. Progresista,
izquierdista equilibrado, sabio hombre del diálogo. En suma, irremplazable personaje
que ha partido cuando más falta hacía a la política y al país. Honor al honor.
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