DE LA
VIOLENCIA AL DIALOGO
Preocupados
por lo que sucede en Venezuela, los demócratas latinoamericanos vemos como se proyecta
la polarización interna al continente. Conocemos el estado de ánimo de los estudiantes
y opositores al gobierno de Nicolás Maduro y reconocemos en él al que tuvimos y
alentamos cuando luchamos contra el fujimorismo en las calles, cuando la
indignación se extendió hasta culminar en la multitudinaria Marcha de los
Cuatro Suyos que legitimó la protesta y finalmente detonó la caída de un
régimen que en su momento había contado con masivo apoyo popular.
En
Venezuela la represión viene dejando pérdidas humanas y una imagen de violación
de los derechos humanos. Maduro ya debe estar claro en que la antidemocracia nunca
paga. La protesta es un derecho ciudadano y la represión con muertos, heridos y
detenidos sólo echa leña a la hoguera del descontento que evoluciona hacia
mayor violencia generando un círculo vicioso que desestabiliza y paraliza al
país. La oposición legal y legítima debe ser respetada. La indeseable
polarización se prolongará si sus líderes no se esfuerzan por entenderse. Cada
violación a los derechos humanos es un paso hacia la autodestrucción.
La
CELAC ha formulado un indispensable pedido de garantía de “información
fidedigna y veraz” y el pleno respeto de “todos” los derechos humanos, frases que
aluden a la guerra mediática que desde hace algún tiempo se libra entre el
gobierno venezolano y los medios de comunicación de propiedad privada. “Nuestra
Comunidad rechaza la violencia y promueve la seguridad ciudadana, la paz, la
estabilidad y el desarrollo; y considera que en todo momento debe garantizarse
la institucionalidad democrática” dice la CELAC.
Interesante
llamado de un espacio integrador promovido por Hugo Chávez que viene
funcionando sin la presencia de Estados Unidos ni de Canadá desde el 2011. Con vocación
de equilibrio el comunicado de sus 33 integrantes se solidariza con “el pueblo
hermano” de Venezuela “y alientan a su gobierno a continuar los esfuerzos para
propiciar un diálogo entre todas las fuerzas políticas del país, en aras de la
paz y la unidad nacional que el pueblo venezolano requiere para continuar su
marcha hacia el progreso y el bienestar”.
También
la Internacional Socialista, IS, que reúne a
las fuerzas socialdemócratas de todo el mundo en un espacio que podría
considerarse cercano a Caracas, ha censurado la represión y a los grupos
irregulares armados. El panameño Martín Torrijos, presidente del Comité de la
IS para América Latina y el Caribe, ha solicitado el diálogo y el respeto a los
derechos humanos afirmando que “las autoridades de gobierno deben de contribuir
a generar una cultura que reemplace la confrontación por el diálogo y la
negociación, como acontece en todas las naciones donde existe la democracia”. Llamados
de sentido común a Nicolás Maduro para que encuentre el mejor camino para
detener la violencia.