¿DEBE SER PROTEGIDO JULIAN ASSANGE?
Desde
que Julian Assange recibió el asilo del gobierno de Rafael Correa el cotarro
periodístico y político está alborotado. El gobernante ecuatoriano recibió el
apoyo de la OEA que crípticamente rechazó la posición inglesa de no otorgar el
salvoconducto al fundador de Wikileaks para que salga de la embajada
ecuatoriana en Londres. Inglaterra se siente obligada a entregarlo a Suecia
para los interrogatorios policiacos de rigor aunque no exista denuncia de por
medio. El temor mayor es que este país decida entregarlo a Estados Unidos donde
el antiguo hacker corre peligro de muerte.
¿Es
Wikileaks un medio de comunicación? ¿Es Assange un periodista cuya libertad y
vida deben ser protegidas?. Wikileaks es posiblemente el producto más
controvertido de la nueva era Internet, que genera dilemas profesionales y
éticos. Pero no hay dudas sobre su
calidad de medio de comunicación legalmente protegido por una sentencia de la
Corte Suprema de EE.UU. que hace primar el interés público y exime de
responsabilidad penal al medio que publica la filtración y castiga al filtrador. Cualquiera puede
subir secretos a la red con tranquilidad.
Miguel Angel
Bastenier, reconocido maestro del periodismo, habla de la actividad de los hackers para informar al público de
lo que los Gobiernos quieren se mantenga oculto. La considera el movimiento
contracultural del siglo XXI y a Julian Assange el sumo sacerdote del hacktivismo cuyo credo es el libre
acceso a la información por pertenecer al dominio público dada la desconfianza
profunda de toda autoridad constituida y defensa de una descentralización
extrema en la conducción de los asuntos políticos.
El periodista inglés
Timothy Garton Ash calificó en su momento al desembalse de documentos logrado
por Assange como el sueño del
historiador y la pesadilla del diplomático. Da razón al Departamento de Estado norteamericano
en que las revelaciones "van a crear tensión en las relaciones entre
nuestros diplomáticos y nuestros amigos de todo el mundo".
Diplomacia y espionaje van de la mano. Manuel Rodríguez Rivero recuerda la reivindicación revolucionaria de Trosky "¡Abajo la diplomacia secreta!" que retoma vigencia con las filtraciones que indican lo lejos que estamos del control de las informaciones que influyen en las decisiones mundiales.
Seguiremos
viendo reacciones violentas y hasta irracionales en la medida que Wikileaks ha afectado
intereses de gobiernos, empresas y grupos económicos que poco pueden hacer para
evitar que la trocha abierta por Assange sea imitada. El concepto no morirá han
dicho los especialistas del mundo.
Matar
al mensajero ha sido siempre la reacción de poderosos disgustados. En este caso
parece difícil pero no imposible matar a Assange pero el mensaje como dice Manuel
Castells sobrevivirá. La odisea del australiano recuerda que contar la verdad y
ejercer el periodismo es actividad de alto riesgo. La persecución al periodismo
de investigación existe y son muchos los que prefieren menos riesgos y más
cercanía al poder, es decir aceptar y difundir versiones oficiales que no crean
problemas.
Pero
el periodismo de denuncia y de verdad con pruebas en la mano es otro cantar.
Esperamos ver pronto a Assange en Quito, merece protección porque su desafío al
poder del secreto ha remecido los cimientos de la política, la diplomacia y el
periodismo.
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