ACUERDO
Y GABINETE DE ANCHA BASE
En diario Exitosa el domingo 29 de Septiembre 2019
Dos meses de tensión terminaron con el archivamiento
del proyecto de recorte de mandatos y de adelanto electoral promovido por Martín
Vizcarra quien día a día desplegó su propaganda personal en cada lugar adonde fue.
A la manera de un consumado agitador de masas intentó convencer de la necesidad
del cierre del Congreso con el eficaz apoyo de los medios de comunicación a los
que ayuda con la publicidad oficial.
Pero de agosto a setiembre los ánimos cambiaron y la gente
que pedía el cierre del Congreso y las elecciones adelantadas está ahora más
preocupada por la economía en declive y por la criminalidad urbana en aumento. El
Congreso decidió el archivamiento del proyecto cuando Vizcarra estaba en Nueva
York y el Primer Ministro no había decidido todavía presentar la cuestión de
confianza. Los días pasaron, él perdió la oportunidad y el Congreso definió y
puso fin a la pelea.
Nadie duda de que este es un mal Congreso cuya mayoría
fujimorista no ha pasado la prueba de la capacidad de gobierno y menos aún la de
representación del interés nacional. Muchos de sus congresistas son
impresentables y desde el 2016 al 2019 poco positivo ha sido aprobado mientras
los escándalos han sido demasiados.
Con el archivamiento definitivo del adelanto de elecciones
se ha puesto fin a la crisis por colisión de poderes pero la respuesta de
Martín Vizcarra -sin asimilar el golpe- ha hecho evidente que quiere continuar
con la disputa. Presentará una nueva cuestión de confianza, esta vez respecto
de la designación de los miembros del nuevo Tribunal Constitucional ingresando
a terrenos propios del Legislativo con claro irrespeto a la autonomía de
poderes. Al parecer no pierde de vista el posible cierre parlamentario y espera
nueva oportunidad que tal vez no llegue pues hasta ahora hemos visto aciertos y
torpezas con poca capacidad de gobierno, algo que tiene descontento al mismo
pueblo al que apela.
Vizcarra insiste en el conflicto lo que implica un
rechazo a hacer política buscando consensos a través del diálogo y la
negociación. Lamentable porque el interés nacional está en juego y vamos
alcanzando extremos perjudiciales especialmente en economía e inseguridad. No
significa que en democracia no exista oposición o confrontación pero siempre dentro
del orden constitucional. Ojalá tuviera la capacidad de construir una agenda mínima para lo que queda
de su mandato a fin de responder a las demandas de ese pueblo tantas veces
invocado. El mismo que llamado a protestar por el archivamiento del proyecto
electoral no apareció en las calles en la dimensión que se pretendía y que
ahora se le llama para el día de mañana lunes.
Si Martín Vizcarra quiere seguir confrontando y rechaza hacer política la
crisis no tendrá fin a corto plazo y sus efectos podrían ser nefastos. No habrá
acuerdo sobre los problemas importantes y urgentes. La lucha contra la
corrupción es esencial y debemos proseguir con ella para sanear el país pero ella
no implica desatender lo urgente. Ojalá Vizcarra pudiera terminar su periodo formando
un gabinete multipartidario, de ancha base, que reemplace al irrelevante actual
por ministros notables comprometidos con el país. Le tocaría gobernar hasta el
2021 conforme a una agenda mínima consensuada con el Legislativo. Esta
propuesta, auspiciada especialmente por la Coordinadora Republicana, representa
la sensatez y es un signo de que aunque se diga que es imposible todavía
podemos apostar en positivo.
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