¿GOBIERNO DIALOGANTE?
En Correo el 13 de Julio 2019
Con el objetivo de legitimar la licencia de
construcción concedida al proyecto Tía María el presidente Vizcarra ha ofrecido
apertura al diálogo dado que la licencia social, es decir la aceptación de la comunidad,
aún no existe. Las posibilidades de conflicto son muy grandes y se incrementan por
la gran desconfianza motivada por la confrontación con el Congreso y el irrespeto a la separación de
poderes. La confianza es esencial para que democracia e instituciones funcionen
más aún si hay un doble discurso. Si el gobernante apuesta por el diálogo
respecto de un tema concreto, más importante aún es si tiene una visión
integral del escenario político y social nacional. No solo la democracia está afectada,
también la economía -en cuyo marco se insertan los proyectos mineros- presenta indicadores
de paralización que no se veían hace muchos años.
No se trata solo del discurso y de las promesas, a
estas alturas muy devaluadas, sino de acciones concretas que la ciudadanía espera
poder ver. Julio es el mes de los cambios y uno posible es el del gabinete
hasta ahora poco relevante para la solución de los problemas. Otro aspecto es que
el dialogo y la concertación deben aterrizar en torno a una agenda mínima de
problemas comunes a generarse con urgencia en el Ejecutivo y en el Congreso.
Hasta ahora el
gobernante ha conseguido popularidad pero no soluciones. Su discurso
anticorrupción se relativiza y el de sus reformas hace agua después del fracaso
de la Junta Nacional de Justicia. Necesita aceptar la complejidad de gobernar
un país como el nuestro, rodearse de gente capaz y recuperar la oferta de poner fin a odios y
confrontaciones que presentó al Congreso cuando asumió el poder. Y reconocer
que la peor forma de alentar la discordia es la amenaza de cierre del Parlamento
en caso sus deseos e intereses no sean complacidos.
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