domingo, 26 de mayo de 2019


AQUÍ ESTOY 
PORQUE HE VENIDO

En Correo el 25 de mayo 2019

En democracia la división y equilibrio de poderes es muy importante como también lo son las formas y las buenas maneras. En el Reino Unido, de modélica monarquía parlamentaria, la Reina pide permiso para ir al Congreso. No impone su presencia ni desafía a los representantes del pueblo. Pero en el Perú la reciente visita del presidente Martín Vizcarra al Parlamento ha roto una tradición de respeto a lo que en algún momento se consideró el primer poder del Estado. Y ha generado nuevas tensiones porque el Ejecutivo quiere, rabieta de por medio, que le aseguren que el Congreso aprobará la reforma política a la brevedad y según su propuesta. Los parlamentarios, aunque de pobre aprobación, esta vez no se dejaron poner contra la pared como sucedió con el referéndum de diciembre.

Nunca segundas partes fueron buenas dice el dicho. Bien aplicado al caso con la respuesta del titular Daniel Salaverry “No le tenemos miedo a un posible cierre”. En buen cristiano no están dispuestos al avasallamiento.

Mal cálculo presidencial porque no está el horno para bollos. Las reformas no son urgencia para la gente que vive una etapa de convulsión moral por el impacto de la mega corrupción que parece no conocer límites y de desborde social por los paros y el desempleo más los graves problemas diarios de criminalidad urbana, salud pública y economía con pobre crecimiento. A nadie encandilan las ofertas e iniciativas reformistas mientras no se atienda lo prioritario.

Con poca comprensión del momento crítico y muy poca sintonía con la gente Vizcarra ha inaugurado un nuevo periodo de choque de poderes, con sus secuelas de inestabilidad política y jurídica, en el que nadie gana. Seguirá bajando en las encuestas porque la población rechaza la desatención a sus apremiantes necesidades, en especial la inseguridad, mientras los políticos se pelean en las alturas.


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