CAOS POLÍTICO Y JUDICIAL
En Correo el 27 de octubre 2018
Situación, dramática y aleccionadora. Cuando las pasiones, los errores y
los delitos salen a la superficie una radiografía estremecedora nos lleva a ser
espectadores impactados por el escenario político judicializado al extremo. Que
nadie se equivoque no estamos ante un espectáculo teatral, nuestro país puede desestabilizarse hasta
perder el rumbo democrático. La prisión preventiva de Keiko Fujimori y sus
colaboradores está a la puerta y la situación tiende al desbande. Hace recordar
a Fujimori cuando renunció desde Japón, Valentín Paniagua ascendió a la
presidencia del Congreso y luego al gobierno de transición. El caos fue total, las lealtades se fueron por el caño con
reacomodos a la orden del día. Si esto se diera ahora el pronóstico es
reservado por una transición adelantada con un Vizcarra que con alta
popularidad no gobierna con consensos políticos.
El país está pendiente de las audiencias de los famosos pero desconoce lo
que sucede en las cárceles. El Poder Judicial y la Fiscalía responden a presiones
sociales, políticas y mediáticas para entregar resultados ante la corrupción. Las
prisiones preventivas se dan en cantidades
y la presunción de inocencia es inexistente. La excepcionalidad desaparece, se
judicializa la política. Penalizar las cúpulas de algunos partidos políticos es
un juego muy peligroso.
El abuso podría conducir al error judicial y éste incluso a la pena de
muerte informal por las condiciones de reclusión. Sucede ahora con el profesor
Jesús Munive Taquía de la UNFV, detenido hace dos semanas en el Penal Castro
Castro por preventiva, sindicado por un colaborador. No exhibe signos exteriores
de riqueza, integró el Comité de Licitaciones de la línea 1 del Metro y no
existen indicios de culpa pero está preso a los 70 años, con diabetes crónica, sin
control médico y con mala alimentación, durmiendo en un pasadizo del penal por
el cual paga 150 soles sin derecho al baño. ¿Alguien protesta?
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