sábado, 7 de abril de 2018


NI ENFRENTAMIENTO

 NI SUBORDINACION

Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 06 de abril 2018

El fujimorismo de Keiko Fujimori hizo sufrir a PPK su victoria electoral. Todo el país es testigo del bowling de los naranjas con los ministros y de la prepotencia congresal respecto de la vacancia presidencial más allá de los factores que la determinaron y del relevo oficial por el vicepresidente Martín Vizcarra.
Las aguas se han calmado, las turbulencias parecen haberse detenido y los peruanos aguardaban con impaciencia el gabinete del nuevo gobierno. Vizcarra ha prometido diálogo y concertación. El flamante Premier César Villanueva tiene capacidad para ello aunque aunque ahora se enfrente a serias acusaciones y cuestionamientos. Niega injerencia del fujimorismo en la conformación del gabinete pero hay señales inquietantes. No por gusto el vocero de  Peruanos por el KambioJuan Sheput, denunció una alianza con Fuerza Popular y los rumores son fuertes acerca de las consultas sobre los futuros ministros y el veto para que no fuera elegido ninguno que tuviera un sentimiento antifujimorista. Lamentable porque de seguro quienes rechazaron la prepotencia, abusos y crímenes del cogobierno Fujimori Montesinos están entre los ciudadanos con mayor integridad, honestidad y decencia. Y debemos defender esa discrepancia de fondo y el derecho a mantenerla aunque no caiga simpática a Fuerza Popular. Los fujimoristas quieren reescribir la historia para afirmar que son los luchadores contra la corrupción. De memoria frágil no quieren recordar los luctuosos capítulos que todos presenciamos en la funesta década de los noventa.
Bien por el diálogo pero ningún olvido debería determinar que pasemos de la confrontación a la subordinación al fujimorismo cuando necesitamos coordinación con autonomía. El nombramiento del Ministro de Defensa, por ejemplo, recaído en José Huerta, un general que firmó el acta de sujeción a Vladimiro Montesinos y que estuvo además festejando su cumpleaños 53, no puede ser admitido en un régimen democrático. La desmemoria y la permisividad no pueden llegar a ese grado.


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