ANTICORRUPCIÓN
Y DEBIDO PROCESO
Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 28 04 2918
La decisión del Tribunal Constitucional a favor del Habeas Corpus
interpuesto por Ollanta Humala y Nadine Heredia ha remecido el debate político
con opiniones disímiles. Más allá del caso concreto el alto tribunal ha puesto
límites a la imposición indiscriminada de la prisión preventiva que debería ser
solo aplicada en casos extremos. En especial solo ante evidencias absolutas y peligro
de fuga.
El Poder Judicial y el Ministerio Público están bajo los reflectores, deben
impartir justicia dentro del debido proceso y la diligencia. El caso Lava Jato
implica un alto nivel de exigencia al que no siempre pueden responder. Pero la
legitimidad de su trabajo está en juego y con ella la confianza en este poder
del Estado.
Esta sentencia del TC será un referente para muchos casos de corrupción. Los
altos magistrados han estado bajo presión mediática y política pero han hecho prevalecer su
opinión informada. Los Humala Heredia eran los únicos en prisión mientras es
conocido que casos similares no han tenido ni tienen el mismo trato. Una
lección es que los magistrados deben ser inmunes a los juicios mediáticos, esos
que se cumplen en los grandes medios que enarbolan sentencias adelantadas por
periodistas que proponen e imponen conclusiones sin considerar la presunción de
inocencia.
Bien por el TC que ha puesto los principios jurídicos por delante. No hay
lucha legítima contra la corrupción sin respeto al debido proceso. Por ahí
debemos comenzar. Ello no obsta para que censuremos con toda energía moral los
desaguisados o posibles delitos de Nadine Heredia, su soberbia y su usurpación
dolosa del poder que fuera asignado por elecciones libres a Ollanta Humala. No
tenía el derecho a cogobernar como lo hizo ni el ex presidente debió
permitirlo. Que el fiscal los acuse de una buena vez y comience el juicio. Que
les prueben los delitos y después vayan a la cárcel. No antes.
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