NO NOS GUSTA
PERO TIENE EL DERECHO DE VENIR
en Político.pe el 23 02 18
Torre Tagle
es una de las Cancillerías más respetadas, su prestigio y profesionalismo han
sido proverbiales en la región que observa sorprendida la decisión del Gobierno
Peruano de retirarle la invitación al presidente de Venezuela, Nicolás
Maduro, para que no asista a la Cumbre de las Américas que
tendrá lugar en Lima en abril. Como si el anfitrión fuera el dueño del evento y
junto con un grupo minoritario de cancilleres pudiera impedir que un Jefe de
Estado asista, a una cita que se cumplirá dentro de los marcos legales de la
Organización de Estados Americanos.
Tanto la
canciller Aljovin como la premier Araoz pretenden respaldar su “desinvitación”
en la Declaración de Quebec, firmada en el 2001 que establece que “cualquier alteración o ruptura
inconstitucional del orden democrático” en un país de la región constituye
un “obstáculo insuperable para la
participación del Gobierno de dicho Estado” en una Cumbre de las Américas.
Según Mercedes Aráoz, el
gobernante venezolano ha convocado de manera “ilegitima” a
nuevas elecciones, en la que la oposición no podrá participar y esa es la causa
de la “desinvitación”.
Y aquí
entramos a los terrenos de la calificación subjetiva que podría aplicarse también
a Cuba y Honduras. El resultado es una crisis diplomática de la que no sabemos cómo
salir y una increíble improvisación en nuestra política exterior. Es cierto que
Maduro no nos gusta, que es un gobernante impresentable que ha hecho de Venezuela
un país donde el drama convive con la escasez y las violaciones de derechos humanos.
Pero donde algunos pocos ven un gesto valiente muchos ven un desacierto que da
la oportunidad al dictador venezolano de victimizarse.
Si el presidente PPK dijo que Nicolás Maduro está invitado y puede venir, la
Canciller solo puede ratificar esas palabras por tratarse de un jefe de Estado
y de una reunión multilateral. El gobierno del Perú no puede vetar la
participación de un país miembro de las Cumbres de las Américas. Maduro tiene
un derecho soberano de participar. Otra cosa hubiera sido que todos los
cancilleres de los países miembros de las Cumbre se hubieran puesto de acuerdo en
el Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres, que es la instancia donde
se prepara, organiza y da seguimiento a las cumbres.
El Perú no
puso el tema de Maduro en ese Grupo y ninguna cancillería seria podría
participar en ese procedimiento insólito de “desinvitar” a un jefe de Estado
sin consultas previas entre los cancilleres de los países miembros de la
Cumbre.
Se ha dado a
Maduro la posibilidad de maltratar aún más al presidente peruano y a su
canciller. Aunque las razones existen y pueden ser válidas, los procedimientos
erróneos lo han fortalecido. Por eso se esmera en proclamar que vendrá contra
viento y marea. Y si viene producirá un dolor de cabeza de marca mayor y dejará
las declaraciones de Araoz, como bravatas imposibles de cumplir pues no hay
base legal migratoria para impedir su entrada, más aún si no hay exigencia de
visa para los venezolanos.
¿Cómo se
puede detener en el aeropuerto a un jefe de Estado miembro de la Cumbre? Es una locura. Donde existe la misma razón
existe el mismo derecho. ¿Detendremos a Raúl Castro de Cuba y a Hernández de Honduras, también acusados de fraude
electoral?
La “desinvitación”
es un despropósito de antología. Que lo piensen bien a ver cómo salimos de
esta.
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