LOS GESTOS
POSTREROS
En Político.pe, el 16 02 2018
El mandatario no quiere ver su país, piensa en los puntos que ha perdido en
las encuestas y se empeña en entregarnos gestos que él cree que son de gobierno
cuando lo único que reflejan es desesperación por una situación ya inmanejable.
No quiere ver ni escuchar. Acompañado por su primera ministra que le sigue la
corriente bien instalada en ese país de ficción en que ellos son autoridad y
gobiernan.
Pero la foto y el discurso sobre un presunto trabajo incesante con un
equipo cohesionado de gobierno solo dan para la anécdota mientras la
incertidumbre política y la parálisis económica continúan su corrosivo camino.
La gestualidad es para las tribunas, no significan eficacia ni eficiencia
menos aún legitimidad ante una población que cada día está más cansada de la
situación. Nadie quisiera la vacancia presidencial por sus secuelas traumáticas
pero tampoco es posible aceptar que las distracciones sean gestos de gobierno
en un país en plena parálisis.
Estamos ante un gobierno mediático con un gobernante que se pasea
acompañado de su primera ministra inaugurando o inspeccionando obras en marcha
con sendos cascos en la cabeza, mientras en la penúltima hora piden al
Parlamento la modificación de un Decreto de Urgencia que está haciendo quebrar
cientos de empresas. Es este el gobierno de lujo, de tecnócratas y economistas
que dejan entrar al elefante en la cristalería y solo reaccionan cuando la
mitad del producto está ya en el suelo.
El presidente juega
a los impactos sociales, por eso saca de la manga la orden de ‘evaluar’ la
remuneración mínima vital, en mal momento cuando la productividad o la economía
del país están a la baja. Kuczynski
quiere quedarse en Palacio pero ya no depende de él. Está rodeado y no quiere
darse cuenta. Ningún gesto por político o populista que sea lo sacará de su trance
personal. Si quiere exhibir un último reducto de racionalidad este debería ser
la renuncia para aceptar que un gobierno de Martín Vizcarra será lo mejor para
el país en estos momentos difíciles.
Unas líneas para despedir a
don Alejandro Graña Aramburú. Con él se va un gran símbolo del humanismo
militante, un excelente médico, fino poeta, escritor y literato, animador de
tertulias y conferencias, hombre de la cultura como pocos. Cuánta falta nos
hará su nobleza, su grandeza de objetivos y su inmensa sensibilidad.
Condolencias sentidas para su esposa Serenella Matteucci y para su hijo
Alejandro y para todos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y hoy nos
duele tanto su partida. QEPD.
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