¿ALGUIEN LE CREE A PPK?
En Correo el 6 de enero 2018
El Perú está paralizado, lleno
de temores, de ataques, de desconfianza y de pronósticos reservados. Nadie
gobierna ni legisla. Mientras un grupo palaciego pretende convocar a un
gabinete de reconciliación, las calles protestan y muy pocos se atreven a creer
en un presidente descalificado ante sus electores.
La crisis es profunda, de
legitimación y de confianza. Ninguna nueva etapa de entendimiento y de tender
puentes se dará cuando ni siquiera ha podido tenderlos para retener a sus
mejores colaboradores que han renunciado frente a la maniobra ilegal e
inadmisible del canje de impunidades que significa el indulto presuntamente humanitario
a Alberto Fujimori.
Estamos divididos en todos
contra todos. Para superar la crisis se necesitaría gente de la mejor calidad,
política y ética, pero es justamente esa la que rechaza asociarse a un
gobernante que no duda en engañar y que además pronto podría estar en mayores problemas
por las declaraciones de Jorge Barata.
Si de verdad el presidente quiere
salvar la democracia y empezar con realismo una nueva etapa debe entender que es
un político herido de muerte y que ningún bailecito ni discurso podrá salvarlo
de la descalificación en el aspecto neurálgico de la moral. Lo ético es dar un
paso al costado y dejar el poder a su primer vicepresidente Martín Vizcarra.
El presunto gabinete de la "reconciliación", presidido por Mercedes
Aráoz, no será tal. Plantean
una recomposición sin sentido de unidad nacional que debe su demora a que
la gente de calidad que pudiera integrarlo rechaza esta pantomima.
Nadie cree en una reconciliación convertida en selección pro impunidad o en
cacería de brujas. El indulto ha unido a PPK con Alberto Fujimori pero los
peruanos decentes estamos fuera de esa tóxica burbuja. Si PPK no enfrenta la
crisis de manera realista podríamos estar gestando peores escenarios para la
democracia y para el país.
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