¿VACANCIA
O LINCHAMIENTO?
En Político.pe el 16 de diciembre 2017
La vacancia presidencial está en marcha.
La situación es grave y afecta la gobernabilidad del país con repercusiones en el
crecimiento económico y en las inversiones. Políticamente la oposición ha
llegado rápidamente a extremos con poca serenidad o reflexión. No se trata de
cubrir delitos de ningún político. Pero tampoco de cubrirse mientras se grita
al ladrón.
Lo que hay es un reporte de Odebrecht
sobre supuestos pagos a PPK durante el tiempo en que fue primer Ministro y
Ministro de Economía, que de haberlos recibido sería absolutamente punible. A
partir de ello el fujimorismo, acompañado de otras bancadas, usa esta
información para descalificar las versiones de PPK y generar una crisis de
confianza. Lo acusan de incapacidad moral con apresuramiento sospechoso por el
cual se da a Odebrecht todos los beneficios de la credibilidad y ninguno al
presunto imputado al que le echan todos los leones pidiendo su renuncia inmediata,
sitiándolo con la vacancia que ya está en camino.
No se trata de cualquier ciudadano. Es el
Jefe de Estado elegido por la voluntad mayoritaria del pueblo. El que ha negado
resueltamente haber recibido esos pagos y ha pedido el levantamiento de su
secreto bancario y financiero, gesto importante y suficiente para que se cumpla
con lo elemental que es investigar, más aún si de ello depende la
gobernabilidad y la estabilidad del país.
Ya el escenario se ha llenado de
opiniones, llamados a la serenidad que es lo que más falta. Se anticipan escenarios
posteriores a la vacancia como si fuera ya un hecho. Y tal vez ya lo sea. Pero
no se entiende la prisa ni la furia si no hay intereses subalternos detrás. El tono
del fujimorismo es atrevido, insolente y arbitrario con poco respeto a las
instituciones y a la ciudadanía.
A contracorriente de quienes consideran a PPK
un cadáver político él no ha querido renunciar y se ha defendido con la
apertura de su secreto bancario y financiero. Solo a partir de ello quedará
clara la ruta del dinero y se verá si lo dicho por Odebrecht responde o no a la
verdad. La reacción de PPK puede ser tardía, de hecho no borra sus
imprecisiones o presuntas falsedades, pero entrega un arma fundamental para la
investigación que pone la bola en el Ministerio Público cuya acción debería
descartar toda arbitrariedad con la prueba de los cargos como debe ser.
Pero eso no vale cuando la decisión política ya parece tomada
con furias e indignaciones ad hoc. No habría
porqué conceder toda la credibilidad a Odebrecht, caracterizada
por la duplicidad, el engaño y la inmoralidad, para hacer caer a un
presidente democráticamente elegido que pide que le prueben los cargos.
Lo más
probable es que el cálculo político determine la decisión por la vacancia presidencial
que si se toma sin pruebas ni investigación, acelerando los plazos y
distorsionando las formas, quedaría como precedente de linchamiento abusivo y
avasallador.
Por interés
del país debería imponerse la mesura y la prolijidad del debido proceso y la serenidad
política.
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