LA CONFLICTIVIDAD
SOCIAL
Publicado en Político.pe el 04 08 17
Comienza el segundo año de gobierno de Pedro Pablo
Kuczynski y el optimismo por la revolución social que prometió ha amainado
hasta casi desaparecer. Es cierto que nos han atacado las siete plagas, desde
el Niño Costero hasta el inenarrable Lavajato que dolorosamente ha cobrado
víctimas presidenciales. Hay retroceso evidente y el escenario sigue siendo adverso
y complejo para el régimen.
Para enfrentarlo requiere gente con dedos de organista,
de políticos que además de tocar la flauta sepan escuchar, dialogar y decidir
sin retrocesos. Si PPK hace oídos sordos a este reclamo, que le llega de todos
los sectores lúcidos, y prefiere regocijarse con tecnócratas aplicados al juego
de las sillas en un recinto estrecho, intercambiando a la misma gente que no ha
mostrado habilidades políticas, entonces que no se asombre si las cosas van mal.
Tampoco han mostrado capacidad para atender el disenso
y la conflictividad, que es la otra cara de la política, que hoy amenaza con
desestabilizar al país. Las protestas están en las calles motivadas por inquietudes
populares a las que alguien debería responder y no ignorar y menos reprimir. PPK
solo escucha a los tremendistas que le hablan de disolver el Congreso de la
República en respuesta a la voluntad de censurar, y derribar ministros. O lo
atemorizan con la vacancia presidencial.
No estamos en eso. El escenario más difícil no es el
formal, es el popular. PPK debe escuchar a la gente. Más allá de los conflictos
de intereses que acentúan la percepción de presidir un gobierno lobbysta debe aceptar
que hay una conflictividad desatada en
las huelgas de maestros y médicos ahora y en la de los sindicatos mineros que
se anuncian en todos los tonos. Las dos primeras exigen manejo político inmediato
y voluntad de equidad. Los reclamos no son banales, se repiten desde hace
varios gobiernos y es una realidad que los sueldos de médicos y maestros son mínimos.
Médicos que estudian quince años para ganar en los hospitales del MINSA como máximo
cuatro mil soles. Docentes que deben trabajar en dos o tres lugares para reunir
lo necesario para atender sus hogares tienen como tope dos mil soles. Estas son
realidades concretas. Y si hay dinero por qué no atender estos reclamos justos.
Las Ministras de Salud y de Educación están siendo desafiadas en sus
habilidades políticas y les toca demostrar que las tienen aunque todo el país
lo dude.
Felizmente la huelga de maestros parece llegar a su
fin. Y en buena hora porque en sectores movidos y rebeldes puede sentar raíces
los extremismos como ha sucedido con el Comité Nacional de Lucha y Reorganización y Reorientación, CONARE- Sutep, visto como fachada
del MOVADEF.
Solo haciendo política se puede neutralizar la estrategia de radicalizar
las demandas y reivindicaciones sociales. Si se quiere evitar la colisión con
el gobierno hay que escuchar y ver cómo claramente crece en las calles una
estrategia cuestionadora del poder que no le hace ascos a la inestabilidad.
Por eso los inversionistas nacionales, y lo ha dicho bien
el Presidente de CONFIEP, Roque Benavides, no están satisfechos, ni confiados. Tampoco
lo están los inversionistas extranjeros. Los tiempos económicos y políticos se
anuncian difíciles. Pero el Perú no es una empresa. Hay que hacer política. Y si
no hay revolución social por lo menos que haya oídos para escuchar.
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