SÁLVESE QUIEN PUEDA
Correo del 7 de enero del 2017
El ambiente se llenó de temores y
preocupaciones. Y no es para menos. Pocos conocen las listas negras y muchos temen
estar incluidos. No habíamos visto este ambiente desde que Vladimiro Montesinos con sus videos tuvo el poder de exhibir precios para
liquidar dignidades y prestigios. Muchos corrieron, otros tantos se salvaron y
algunos, los menos, siguen en las cárceles. A él le debemos la terrible frase: “Acá
con un cañonazo de 10,000 dólares te compras a cualquier magistrado.”
Hay quienes aparecen más preocupados por los contratos suscritos con Odebrecht que deberían ser cumplidos, llueva o truene, por las actuales autoridades. No es así, siempre el Estado podrá renegociar precios y servicios si surge un factor que desestabilice lo pactado.
No es la gran empresa coimera ni sus servicios
lo que debería importar a nuestros nacionales. Lo esencial es la ética
violentada por los sobornos y los nombres de los altos funcionarios de la clase
política peruana que desfilarán por el indeseable corredor de los corruptos
dejando al país y a la democracia inermes ante un vendaval de dimensión todavía
desconocida.
Y el escándalo viene mal. La luna de miel y el
apoyo a PPK en la población van quedando atrás. El desconcierto
impide superar los estigmas que podrían surgir. Preservar la conexión directa
con la gente será muy difícil con los miedos que descolocan y el ruido político
que crece impidiendo defender prestigios necesarios para la legitimidad
política. A lo que se agrega la conflictividad social que empieza a
distribuirse en el país. La tecnocracia económica que nos gobierna no sabe qué
hacer con la política y menos sabrá si parte de ella entra a la corriente del
sálvese quien pueda. La alarma fue lanzada en abril 2016 por Gustavo Gorriti en
IDL y seis meses después los mayores responsables podrían no estar. Tontos no
son.
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