domingo, 30 de octubre de 2016



  
CAMBIAR LA SUNEDU


Mi columna HOJA DE TIEMPO en Correo el 29 de octubre del 2016

El libre intercambio de las ideas es regla para la humanidad junto a la honestidad, el respeto y la cortesía para reconocer prestigios adquiridos con base en la preparación intelectual. En la política vemos invectivas, falsedades y ataques pero la academia debería moverse en dirección opuesta. El ex congresista, general en retiro, Daniel Mora  tildó de "esperpento" y “estropicio” el proyecto de ley para modificar algunos artículos de la Ley Universitaria. El autoproclamado mentor de una presunta reforma superior afrenta a quien pretenda modificarla o perfeccionarla. Pasea los medios como paladín de la calidad y señala malévolamente que detrás de toda propuesta de cambio están los intereses personales del Apra y el fujimorismo o de las universidades privadas. Nada más falso.

A contracorriente de tan absurda afirmación circula el pronunciamiento de los más reconocidos juristas, constitucionalistas, académicos, especialistas e intelectuales del derecho, que critican a la SUNEDU -entidad dependiente del Ministerio de Educación- que en su accionar, en estos dos años, ha eliminado la autonomía universitaria garantizada por el art. 18 de la Constitución. Muy grave.

Estamos ante un alegato de alto nivel, autorizado, riguroso, respetuoso, de obligatoria atención por el gobierno. “Por el cúmulo de sucesivas y reiteradas medidas arbitrarias que sobrepasan las funciones otorgadas por ley” y porque “El principal problema radica en haber sujetado las universidades al Ministerio de Educación” “La SUNEDU pretende gobernar la vida de las universidades públicas y privadas transgrediendo los mandatos constitucionales y violando el estado de derecho en el Perú”. Conceptos firmes que vienen de la sensibilidad, la capacidad y el compromiso que da la experiencia para exigir un diálogo que permita mejorar la Ley Universitaria, sin sesgos ideológicos, para lograr la excelencia con respeto a la Constitución. Y ya es tiempo de que Mora —acertado o equivocado— aprenda a comportarse sin agravios.





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