domingo, 17 de abril de 2016



NO AL CLIENTELISMO 

AUTORITARIO


Publicado en Político,pe el 16 de abril 2016

El clientelismo ha sido y es uno de los obstáculos para la consolidación democrática. Legitima regímenes y actores políticos por su facilidad de adaptarse a las necesidades del sistema y de la sociedad. Los altos niveles de diferenciación económica, desigualdad social y exclusión, mantienen viva esta práctica política. El providencialismo, caudillismo, clientelismo personalismo, permiten sostener y legitimar el poder, institucionalizado o no, en relaciones desiguales entre gobernantes y gobernados. Permite que los primeros sean dispensadores y repartidores de bienes para formar vínculos estrechos con base en ese intercambio diferenciado.

La ciudadanía moderna es una condición de estatus: un concepto legal, un ideal político igualitario y una referencia emocional. Como ciudadanos integramos una amplia comunidad política privilegiada aunque no todos tenemos la misma injerencia o la misma fuerza en el sistema político. No todas las voces son reconocidas y son demasiadas las acalladas que insurgen cada vez que pueden para gritar su desencanto y su protesta. Es lo que ha sucedido en este proceso electoral en el que la crítica y el recuerdo del autoritarismo, el sistema electoral dudoso, las faltas a los derechos humanos y el temor al retorno del fujimorismo al gobierno se reflejan en los medios electrónicos. No olvidar que las nuevas tecnologías son usadas para convocar movimientos que toman las calles y podrían ser rupturistas y desestabilizadores.

Esta segunda vuelta cuya campaña ya ha comenzado nos permitirá, ojalá, conectar con el rechazo al clientelismo como forma de hacer política que justifica y direcciona la valoración de la autoridad desde una lógica de lealtad y agradecimiento por las dádivas. Los resultados del fujimorismo vienen de su trabajo político evidente pero también de la relación clientelar cuidadosamente cultivada para conservar los espacios de poder, fue la práctica del padre continuada por la hija.

Pero las clientelas no sirven para la formación de una sociedad madura, activa y participativa. Necesitamos figuras fuertes y poderosas legitimadas por principios y propuestas. Que logren autoridad con decisiones sobre los temas más sentidos como la recuperación económica, la seguridad ciudadana y la lucha contra la pobreza, desde consensos construidos con el diálogo. Si nos preocupan la democracia y el equilibrio y separación de poderes es el momento de convertir esta segunda vuelta en una oportunidad de responsabilidad con el Perú a partir del dialogo y el acercamiento. Toca a los partidos democráticos recordar el rescate conjunto de la democracia hace más de quince años y concertar ya.


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