NO
AL CLIENTELISMO
AUTORITARIO
Publicado en Político,pe el 16 de abril 2016
El
clientelismo ha sido y es uno de los obstáculos para la consolidación
democrática. Legitima regímenes y actores políticos por su facilidad de
adaptarse a las necesidades del sistema y de la sociedad. Los altos niveles de
diferenciación económica, desigualdad social y exclusión, mantienen viva esta
práctica política. El providencialismo, caudillismo, clientelismo personalismo,
permiten sostener y legitimar el poder, institucionalizado o no, en relaciones
desiguales entre gobernantes y gobernados. Permite que los primeros sean
dispensadores y repartidores de bienes para formar vínculos estrechos con base en
ese intercambio diferenciado.
La
ciudadanía moderna es una condición de estatus: un concepto legal, un ideal
político igualitario y una referencia emocional. Como ciudadanos integramos una
amplia comunidad política privilegiada aunque no todos tenemos la misma
injerencia o la misma fuerza en el sistema político. No todas las voces son
reconocidas y son demasiadas las acalladas que insurgen cada vez que pueden
para gritar su desencanto y su protesta. Es lo que ha sucedido en este proceso
electoral en el que la crítica y el recuerdo del autoritarismo, el sistema
electoral dudoso, las faltas a los derechos humanos y el temor al retorno del
fujimorismo al gobierno se reflejan en los medios electrónicos. No olvidar que
las nuevas tecnologías son usadas para convocar movimientos que toman las
calles y podrían ser rupturistas y desestabilizadores.
Esta
segunda vuelta cuya campaña ya ha comenzado nos permitirá, ojalá, conectar con
el rechazo al clientelismo como forma de hacer política que justifica y
direcciona la valoración de la autoridad desde una lógica de lealtad y
agradecimiento por las dádivas. Los resultados del fujimorismo vienen de su
trabajo político evidente pero también de la relación clientelar cuidadosamente
cultivada para conservar los espacios de poder, fue la práctica del padre
continuada por la hija.
Pero
las clientelas no sirven para la formación de una sociedad madura, activa y
participativa. Necesitamos figuras fuertes y poderosas legitimadas por
principios y propuestas. Que logren autoridad con decisiones sobre los temas
más sentidos como la recuperación económica, la seguridad ciudadana y la lucha
contra la pobreza, desde consensos construidos con el diálogo. Si nos preocupan
la democracia y el equilibrio y separación de poderes es el momento de convertir
esta segunda vuelta en una oportunidad de responsabilidad con el Perú a partir
del dialogo y el acercamiento. Toca a los partidos democráticos recordar el
rescate conjunto de la democracia hace más de quince años y concertar ya.
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