EL “PATO COJO”
Publicado en Correo el 3 de julio 2015
Casi es un hecho que
la mesa directiva del Congreso estará a partir del 28 de julio en manos de la
oposición. Y también que la exigua aprobación de Ollanta Humala habrá caído hasta
orillar la deslegitimación casi absoluta. Entonces ingresaremos a un periodo en
que será imposible la disolución del Parlamento y el gobernante habrá llegado en
muy malas condiciones a la etapa del "pato
cojo", expresión norteamericana que se refiere a los Presidentes que, como Obama, están en la última
parte de su mandato y saben que no serán reelegidos. Un “pato cojo” es el que
no puede seguir al grupo y cae víctima de los depredadores o alguien que no
paga sus deudas. Un síndrome bien conocido signado por la pérdida del poder antes de su entrega
formal.
No parecería ser el caso del gobierno a estar por las
iniciativas para las que han obtenido delegación de facultades en economía y en
seguridad. La primera padece de franca desaceleración y necesita incentivos
para la inversión. La segunda enfrenta una situación límite. Un testigo
inadvertido pensaría que les quedan un par de años de gestión pero en sólo un
año deberán entregar el poder y antes de ese tiempo tendremos el sucesor. Escenario
de por sí espinoso con un militar infranqueable y autoritario que comparte ilegalmente
con su esposa el gobierno y demasiados cuestionamientos por opacidad y
corrupción. Que es poco amigo del diálogo pero sí de la confrontación que cae
muy mal en tiempos de convulsiones propias de toda campaña. Le será muy duro seguir
gobernando. Y aquí viene la responsabilidad de la oposición que asumirá el
presente griego de conducir el Congreso. Un Parlamento desprestigiado deberá buscar
el equilibrio y facilitar el diálogo, precisar la mejor agenda en armonía
forzada para que la labor opositora signifique un beneficio y no un agregado al
caos. Complicado pues en campaña, la figura del Presidente se disuelve en el
tráfago de actividades de los aspirantes y resulta improbable que los políticos
se abstraigan para conversar sobre proyectos de ley. Mientras el pato sigue
cojeando el país continúa viviendo y espera la mayor responsabilidad política para
preservar la estabilidad y el avance. Ardua tarea.
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