¿CURSO DE COLISIÓN?
Publicado en Correo el 04 04 15
Humala dejó caer a Ana Jara. Los Dinileaks no podían quedar en la impunidad
y la pirámide del poder y de la responsabilidad tiene un exponente máximo en el
Presidente aunque en ejercicio está constitucionalmente cubierto. Por eso fue
censurada la primera ministra por permitir y justificar el espionaje masivo,
por refugiarse en el ataque sin dar una respuesta cabal. La censura es incuestionable
como práctica política. Lo que no es impecable es la forma en que el presidente
y su partido ejercen el poder con la confrontación permanente y la liquidación del
adversario al que tratan como enemigo, sin reconocer razones ni argumentación
válida. A Humala le faltó generosidad para sostener a su primera ministra,
voluntad para usar los recursos de la democracia, en especial el diálogo y el
acercamiento, la expresión de disculpas. Fueron al ataque directo, a tratar a
los opositores de corruptos y conspiradores, con lógica opuesta al trato
democrático en el que debe imperar el respeto, el diálogo y la rendición de
cuentas. Humala dijo sostener a Jara pero fue el factor determinante de su caída,
sin voluntad para impedirla, su apoyo fue retórico, sus huestes no fueron a
salvarla la convirtieron en fusible, con resultado cantado. Si Jara sabía o no de
los Dinileaks ya no es relevante, no tenía el control político pero el presidente sí debió tenerlo. Jara
cayó por proteger a quienes la dejaron caer. En el nuevo
capítulo que se abre con la designación como Premier de Pedro Cateriano, uno de
los ministros del gabinete censurado, surge un curso de colisión, con un
político con escasa vocación dialogante o concertadora que ojalá cambiara su
actitud. La incógnita permanece sobre la investidura congresal, si será o no
concedida a un beligerante abierto. Corresponderá a la oposición no caer en el ajedrez
provocador y evitar que se prolongue la crisis de gobernabilidad. Muy
importante la prudencia, la responsabilidad y hasta la astucia política para
proteger la democracia. El objetivo común es llegar bien al final del régimen.
¿Lo veremos? ¿O estamos en el inicio de una mayor convulsión? No olvidar que el
28 de julio de este año el temor a la disolución del Congreso se habrá
disipado.
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