DEMOCRACIA
SITIADA
Correo 15 02 15
La crisis persiste y la simulación de diálogo político no ayuda para nada. Estamos entre dos mundos, el voluntarista de Humala y su mujer en donde todo fluye perfectamente en el que vamos hacia un país desarrollado que integrará la OCDE y el mundo real en el que las críticas menudean, las investigaciones sobre corrupción apuntan a palacio, la inseguridad jurídica y política acecha, la desconfianza se extiende y la violencia descontrolada está por sitiar la democracia que no sabe defenderse de la demagogia y el oportunismo.
Humala ha comprado tiempo pero no solución de los
problemas que demandan acción urgente. El primero es el cambio del gabinete Jara,
para nada fortalecido con el histrionismo y el supuesto estabilizador de un
encuentro con solo dos actores reales, PPK y Castañeda, que no puede significar
por sí mismo ni solidez ni confianza. De hecho la sensación de inseguridad se
ha agravado luego de los sucesos de Pichanaki y se extiende cuando no hay autoridad
que de tranquilidad.
La crisis persiste y se prolongará sin remedio en la
medida que el gobierno bifronte de Nadine y Ollanta la ignore o no la quiera
ver y recurra a cortinas de humo para cubrir su incapacidad. Democracia sitiada
porque se acaba de malgastar un recurso fundamental como es el diálogo y se
pretenden inexistentes las denuncias de extrema gravedad contra Nadine Heredia
y sus familiares cercanos al igual que el fracaso de la extradición de Martín
Belaunde Lossio del cual nadie se responsabiliza.
Creen que tienen un trecho
largo para seguir haciendo lo que les venga en gana pero no es así, la
precariedad política, los devaneos y la sinrazón se pagan en el flanco económico
con la escasa reactivación de la inversión privada que requiere de cambios
legislativos que un Congreso tan fragmentado y descontrolado difícilmente podrá
concretar. Y por supuesto se pagan en el flanco político que requiere de un
encuentro con los verdaderos actores para consolidar una agenda mínima de
crucero para el tiempo que queda, en la cual la disolución de la DINI es lo
menos importante.
Mientras tanto la estampida de los congresistas de Gana Perú
continúa y la próxima directiva del Congreso no responderá a los designios de
Nadine. Y una prematura campaña electoral no es ni será el mejor escenario para
meditar en lo que conviene al país plagado de conflictos sociales que se
agudizan con la soberbia oficial y su proclividad a rechazar la realidad para
esconder sus temores y su debilidad. Ni el capricho ni la fantasía significan
poder, necesitamos institucionalidad y diálogo verdadero para la gobernabilidad y una
visión de futuro pero lo que tenemos son gestos
vacuos, confrontación e irresponsabilidad. ¿Hasta cuándo?
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