EL PODER DE LA OSCURIDAD
Publicado en Diario Uno el 6 de diciembre del 2014
Samuel Huntington, de la Universidad de Harvard, indicaba
que un principio científico es que "el poder se mantiene fuerte cuando
permanece en lo oscuro. Expuesto a la luz del sol, empieza a evaporarse". Algo
de eso debe estar pasando en nuestro país cuando tantos poderosos se aferran a
la oscuridad para seguir sus andanzas con tranquilidad, seguros de que los
reflectores los debilitarán. Cuando se pone algo de luz sobre ellos apuestan a volver
a la oscuridad que los protege y los anima.
Parece estar sucediendo con el actual gobierno que
reacciona mal cuando algunos periodistas asertivos advierten que la democracia está
siendo afectada por la desconfianza y la inseguridad. La corrupción es una
amenaza real a la democracia y la incapacidad para combatirla se convierte en
problema nacional.
Juan Cole, el destacado profesor de historia de la
Universidad de Michigan, ofreció una receta de "cómo crear una
dictadura" en su blog, Informed Comment. Puso en primer lugar "clasificar
como secreto todo crimen gubernamental y violaciones de la Constitución" y
agregó "espiar al público en violación de la Constitución" y
“criminalizar las denuncias de abusos del gobierno como ‘terrorismo’.
La receta está relacionada con los problemas de la primera democracia del mundo,
la norteamericana, pero su filo es también aplicable a países con menor madurez
democrática y mayor inseguridad como el nuestro. No basta que las cúpulas
políticas repitan que están haciendo todo lo posible en seguridad y en políticas
económicas y sociales, la población está y se siente en indefensión, vulnerable
en la medida que nadie le da seguridad ni protección. Y en ese yermo de la
desesperanza surge cual Chapulín Colorado, el general Daniel Urresti que hace
noticia cada día, en los medios que lo siguen por su buena onda y su histrionismo
simplón que alegra las mañanas. Es el sucedáneo del gobernante que debería dar
confianza pero no la da.
Sabemos que la criminalidad acecha y que Urresti no es el gladiador que la
desterrará pero sus arrestos ayudan a calmar la ansiedad ante la inacción y los
temores a una violencia que puede alcanzarnos cada día en la casa o en la
calle. El montaje eficiente y cotidiano torna en psicosocial permanente que viene
favoreciendo al general Urresti en las encuestas más que a ningún miembro de la
cúpula de gobierno. Pero los calmantes no sanan, incluso pueden empeorar la
enfermedad en ausencia del medicamento adecuado. La indefensión ciudadana continúa
y puede llevarnos a la inestabilidad más que a una candidatura presidencial
exitosa.
Más aún cuando vemos que las corruptelas crecen y no hay respuesta
gubernamental ante los escándalos de los López Meneses, Belaunde Lossio que se
emparentan con los Alvarez y los Orellana. No sabemos qué está pasando. Sólo
sabemos que por un lado el General se posiciona bien en las encuestas por el
otro la oscuridad sigue protegiendo a los delincuentes. Algo va mal y puede ir
peor.
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