UNA DÉCADA DEL ACUERDO NACIONAL
El Acuerdo Nacional celebró sus diez años con la
presencia del presidente Ollanta Humala y la de los ex presidentes, Alan García
y Alejandro Toledo, en el entendido cabal que la consolidación económica y
social requiere del aporte de todos los conductores y líderes políticos y
sociales para consolidar un nuevo orden que demanda cumplimiento de reglas y
fortalecimiento de instituciones.
Estos primeros diez años del Acuerdo Nacional encuentran
al Perú en pleno despegue económico y social aunque la conflictividad social se
exaspere como lógica consecuencia del crecimiento desigual. Es más que evidente
que este desafío debe atenderse con voluntad política de justicia social y que
el diálogo y la concertación siguen siendo herramientas esenciales.
El Acuerdo Nacional es importante por esto y por que
representa la voluntad política de atender el cambio social y económico pendiente
de forma consensuada a fin que el crecimiento vaya a la par del desarrollo, asumiendo
la lucha contra la pobreza y contra la corrupción. Grandes palabras que muchos prefieren
ignorar optando por la vía fácil de evadirse de la realidad.
La presente década culminará con los doscientos años de
la República contados desde nuestra independencia, tiempo suficiente para que
dejemos de ser el país adolescente que describió Luis Alberto Sánchez y para asumir
que enfrentamos un futuro que no se construirá solo.
Importante recordar que hace más de diez años, el 26
de noviembre de 1999, las fuerzas democráticas, por entonces enfrentadas a la
autocracia fujimorista, reunidas en el Hotel Bolívar, firmamos el Acuerdo de
Gobernabilidad para consagrar una sola visión democrática y patriota. Ese
Acuerdo, para el cual desempeñamos la Secretaría Técnica, fue impulsado por un
social demócrata visionario que lideraba la oposición y el diario La Republica,
don Gustavo Mohme Llona, desaparecido antes del retorno de la democracia. El
Acuerdo Nacional suscrito en el gobierno de Alejandro Toledo es el hijo
reconocido de ese Acuerdo de Gobernabilidad por lo cual esta reunión debió rendirse
a sus orígenes con un homenaje justo y oportuno.
No se dio, pero más allá de esta omisión hay que
reconocer que el Acuerdo Nacional ha aportado al país un valioso marco de
políticas de Estado que lamentablemente no son vinculantes pues no han sido
aprobadas por el Congreso. Políticas derivadas de la armonización de criterios de
representantes de partidos y organizaciones sociales que supieron colocar los
intereses nacionales por encima de los partidarios y de grupo.
El Acuerdo Nacional es usado por los grandes líderes
políticos que le prestan atención o recurren a él en contadas oportunidades sin
comprometerse demasiado en aplicar y cumplir las políticas de estado. Esto nos
retrotrae al punto cero de una concertación que vale en la medida de sus
resultados tangibles. La unión ciudadana sobre objetivos nacionales tiene su
propia dinámica, vigencia y exigencia si, y sólo si, es fuerte por su
legitimidad.
En este
orden de ideas hay que atender el Plan
Estratégico de Desarrollo Nacional 2010-2021, elaborado por el
Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, CEPLAN, que contiene las políticas
de Estado del AN que contribuirán al crecimiento y desarrollo del país. Uno de
los objetivos es que hacia el 2021 el ingreso per cápita ascienda
a siete mil 900 dólares anuales, otro es duplicar nuestro Producto Bruto
Interno a 261 mil millones de dólares y reducir la pobreza de 36.2% a 13%.
Pensar al
país, ubicando políticas y metas cuantificables, califica el comportamiento racional
de un país en el camino a su desarrollo. Larga vida y protagonismo al Acuerdo
Nacional.
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