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MARIA
DEL PILAR TELLO
El
gobierno se debate en gruesos dilemas en tanto sostiene a un gabinete que le ha
ocasionado múltiples problemas que todavía no se sienten en la popularidad del
mandatario. La guerra en el VRAE no es contra un puñado de narcoterroristas, es
contra el narcotráfico que es un poder mundial instalado que no dejará
fácilmente que le arrebaten territorios de producción privilegiada de su
materia prima. Y en esta dimensión debe ser pensada la confrontación en la cual
las frágiles fuerzas combinadas llevan las de perder frente a un gran poder
económico y militar que ha puesto todo un gran país como México en el
disparadero de la violencia generalizada.
No
estamos como México o Colombia pero el Perú ya está ocupado en amplias zonas
por el poder narco y para erradicarlo se necesitarán operaciones de verdad
impecables. Más soldados y policías mártires abundarán en la pérdida del sentido de la
realidad frente a esta guerra no convencional dentro de la cual la renuncia de
dos ministros podría ser sólo una anécdota. El gobierno requiere asesoría
política y militar de altísimo nivel, de experiencia internacional, para
afrontar este problema inmenso más por el narcotráfico que por el terrorismo a
su servicio. Que los ministros jaqueados hayan optado con buen sentido por la
renuncia podría ser sólo el preámbulo de algo peor si no se asume el problema
en su dimensión real.
Otro tema es la unidad de la bancada de gobierno en el parlamento. La cohesión
de los 47 congresistas surgidos de la primera vuelta es un deber. Si Ollanta la
pierde tendrá mayor fragilidad ante el embate de una derecha que quisiera
empujarlo a decisiones equivocadas y controlar el gobierno. El soporte del
toledismo sigue siendo esencial y toca al mandatario reformular un gabinete que
le está dando más dolores de cabeza que el de Lerner al que sin embargo aplicó
un tratamiento rápido sin anestesia.
Junto a
los malos resultados de estos últimos tiempos está la necesidad de Humala de
volver a las fuentes. Falta demasiado tiempo de gobierno para darse el lujo de
la desorientación. La población apostó por el cambio, los medios derechistas
aplauden el abandono de la hoja de ruta mientras Lerner y sus ciudadanos por el
cambio rompen palitos para mirar al 2016. Da la impresión que estamos perdiendo
de vista algo esencial. En el VRAE reformular la estrategia atendiendo la
dimensión global del poder del enemigo. En lo político recuperar el centro sin
concesiones a los extremos.
Y en
este objetivo la izquierda debería reconsiderar posiciones y colocarse en el
apoyo crítico si no quieren empujar por walk over al gobernante hacia la
derecha. Se trata de proporcionarle una cantera de personajes que le permitan sostener
el pragmático equilibrio centrista de la Hoja de Ruta. Que Humala al reordenar
su gabinete vuelva al punto de partida para apostar por cuadros que junto al
manejo de gestión pública tengan alcance e influencia en organizaciones
populares, movimientos regionales y universidades.
La izquierda que permanece en el gobierno, Roncagliolo,
Campodonico, Trivelli, lo está haciendo bien. Buen manejo macroeconómico más
efectiva política de inclusión social y sobre todo un tratamiento eficaz y
dialogante de los conflictos sociales, darán nueva fuerza y aliento a un Humala
que hasta el momento ha logrado colocarse por encima del deterioro. No sabemos
por cuánto tiempo más.
No
estamos ante el Humala de La Gran Transformación pero tampoco ante un gobierno
de derecha. Moderado, sin fundamentalismos ni fujimorismos, el presidente debe
apreciar que el tiempo de Oscar Valdés se acaba. Su salida es una oportunidad.
PD. Mi
solidaridad con Juan Carlos Tafur. La independencia de periodistas como él no
debe ser afectada por venganzas personales cuando se trata de denuncias efectivamente
probadas.
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