martes, 20 de marzo de 2012

JUSTICIA SOCIAL Y EFICIENCIA ECONOMICA

EL PROGRESISMO PUEDE GOBERNAR EFICIENTEMENTE

Escribió Michelle Bachelet: “Los progresistas podemos gobernar eficientemente en la era de la globalización, no tenemos que rendir credenciales de buen manejo económico a nadie. Por el contrario, bajo gobiernos progresistas se generó un ciclo de prosperidad y dinamismo económico en diversos países”.

Y es cierto. Gobernantes pragmáticos en el continente han demostrado que se puede alcanzar lo ofrecido y también que el progreso no es automático, espontáneo ni fluido. Demanda trabajo político día a día, a contracorriente de la noticia con la cual los grandes medios de comunicación imponen agenda política y temas no siempre esenciales. Lo importante se posterga en reflexión y muchas veces en decisión.

Discutimos si Antauro viene o va de una prisión a la otra, si escribe con la derecha o con la izquierda, si le gustan las rubias o las morenas. Los ataques al hermano del presidente son lanzados con especial encono, directamente sobre el mandatario que guarda silencio.

Más reflectores caen sobre el Legislativo que cotidianamente motiva ora la indignación ora la distracción. Surgen voces de alarma como las de
Yehude Simon y Luis Bedoya de Vivanco denunciando presuntas intenciones de ciertos sectores de cerrar el Congreso y reeditar el Fujimorismo. Más aún después de la ácida campaña contra su presidente.

Esto no es la gran transformación ni la Hoja de Ruta, es el escenario que tenemos, dentro del cual los conflictos sociales tienen su propio protagonismo. Junto a Cajamarca-Conga se perfila
Madre de Dios. Y vendrán otros. El Estado tiene que acordar una metodología para solucionarlos, transformarlos o gestionarlos sin violencia y con diálogo dentro de lo posible. De otra manera nos espera la desestabilización que erosiona y dificulta el progreso. Si la justicia social es base de la eficiencia económica tanta importancia tiene el proyecto Conga como la paz social alterada. Un sistema orgánico de resolución de conflictos que alinee los diferentes brazos del Estado en el objetivo de atender los múltiples focos de protesta y de exigencia, es indispensable. Se trata de impedir que se crucen límites como acaba de suceder en Madre de Dios con la censurable violencia que ya dejó los primeros tres muertos.

La nueva gobernabilidad será difícilmente ideológica pero requiere siempre de estabilidad y c
Lima favorable para las inversiones y la movilidad del capital. Todos los factores tienen su importancia y el diálogo, siendo herramienta suprema en la búsqueda cotidiana del camino más adecuado al bienestar inclusivo, no puede dejar de afirmar la autoridad. El gobierno está siendo acosado por diversos flancos, incluyendo aquellos que lo celebran desde la derecha sin cesar en la crítica y lo apremian desde la izquierda sin cesar en la exigencia.

Los intereses económicos pesan, tienen su propio juego y pueden hacer olvidar el punto de partida del régimen. Que los objetivos y promesas se mantengan y no se pierdan en la conflictiva y compleja coyuntura. Ojalá.

viernes, 2 de marzo de 2012

REFORMISMO Y CENTRISMO EN HUMALA




CONGA: SE CUMPLEN PLAZOS
 

El inicio del año escolar fue buena oportunidad para que el Presidente Humala colocara adecuadamente el énfasis en la educación como eje de la reforma social prometida. Sin educación no hay inclusión, movilidad, avance o progreso. Pero todas las banderas sociales necesitan financiamiento, recursos que dependerán en gran medida de la minería. Por ello no cabe ni es posible que el régimen descarte proyectos mineros esenciales altamente financiados como el de Conga cuya conflictividad retornará dentro de poco.

Los plazos se cumplen. El peritaje internacional reavivará la polémica y dará al gobierno, esperemos, argumentos para terciar entre posiciones extremas. Ni los mineros inversores ni los pobladores rebeldes son los diablos irreductibles que quieren presentar algunos. El diálogo laborioso, difícil pero no imposible permitirá ubicar pistas y aristas para llegar a ese escenario en el que todos podamos ganar, como país, como sociedad, como empresas, sin reeditar escenarios de injusticia y prepotencia en los que la depredación, respaldada por los grandes capitales, ha tenido siempre la última palabra afectando al medio ambiente y  dejando a los pobres indefensos y lesionados.

Donde muchos encuentran indefinición o parálisis del gobierno puede darse una cauta administración de la crisis aunque el Presidente y su gabinete están avisados de que la calma actual puede trocarse en cualquier momento en escenarios difícilmente gobernables.

El sector progresista que salió del gobierno y los pocos representantes que aún quedan deben saber que el desafío está en administrar una doble presión, la interna de los conflictos sociales y la internacional determinada por las exigencias de la globalización. Por eso el Presidente busca el centro como el mejor espacio, un centrismo que puede asimilarse al reformismo en cuanto ambos valoran las posiciones consensuadas y mantienen objetivos que significan un cambio moderado y gradual para lograr una mayor justicia social.

En la práctica el centrismo defiende la economía mixta y la profundización de la democracia para unir reformas sociales con manejo económico liberal. Adhieren al mercado y a la democracia representativa con distintos matices de regulación. Y eso es lo que hasta ahora se está haciendo. Poco o mucho que haya avanzado Humala está cierto que no se trata de derecha o izquierda, se trata de acuerdos para sostener el equilibrio económico, de hacer realidad un Estado Fuerte, regulador, promotor y redistribuidor, no ausente sino bien presente, con un rol complementario a la actividad privada.

Y esto quiere decir buscar y encontrar. Que en Conga la empresa invierta lo que tenga que invertir para preservar el medio ambiente. Que los pobladores sientan que participan del progreso con una mayor redistribución de esa riqueza respecto de la cual hasta ahora aparecen en riesgo de despojo. Nadie mejor que los militares para saber que no todo es poder duro ni vertical, el poder blando, el del convencimiento y la persuasión, existe y debe ser manejado, bien y oportunamente. No solo bellos discursos y promesas que puedan incumplirse, se trata de dar seguridades que permitan se supere la crisis de confianza siempre en la base de todo conflicto. Esperamos.