domingo, 21 de mayo de 2017





SEGURIDAD CIUDADANA
Y SEGURIDAD HUMANA

En Político. pe el 20 de mayo del 2017

La inseguridad ciudadana es el eje de nuestras preocupaciones, la delincuencia nos invade y pone en peligro nuestra tranquilidad y nuestro derecho a la vida. El Ministro del Interior será interpelado por el Congreso y extrañaría que se libre de la censura dado que no se perciben grandes avances. La población exige al gobierno y a sus instituciones mayor protección pues su mandato solo se justifica si logran defender la vida de los gobernados. Un Estado que fracasa en esta tarea esencial puede entrar en la categoría de Estado fallido, tan grave como eso.

El martes pasado presentamos en el Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porres, junto a Hugo Neira y a Antero Flores Araoz, el libro Seguridad Ciudadana y Seguridad Humana de Oscar Murillo y Adolfo Mattos, ambos docentes sanmarquinos.

Los autores nos presentan una idea nueva, la de seguridad humana que viene a desplazar la exigencia y la visión de que lo único posible por hacer es la represión policial y la sanción penal.

El concepto de seguridad humana se centra en la persona y no en el Estado, se vincula al desarrollo y a los derechos humanos, subraya la necesidad de las políticas públicas y de la cooperación internacional y tiene un carácter progresista. Es un enfoque que permite superar el uso de la fuerza, la visión policíaca y penal o la militarización en las políticas públicas. Algo complicado y difícil cuando a la inseguridad se agrega el terrorismo globalizado. Los riesgos se han acrecentado tras el 11 –S, se piensa más en la seguridad y menos en el desarrollo.

La idea central es que preocuparse por la seguridad humana es preocuparse por las amenazas sobre las personas, por los abusos a los derechos humanos, la pobreza, el hambre, los daños al medioambiente y la guerra. Al estar interconectadas obligan a un acercamiento superior, racional, holístico.

Estamos ante un concepto avanzado que reúne valores políticos y morales. El individuo como punto de partida y referente de la seguridad. Algo que parece lógico pero imponerlo no es tan fácil pues prevalecen los miedos y se exige mano dura, represión, uso de la fuerza para eliminar a quienes nos intimidan.

Muchos no están convencidos o simplemente rechazan relacionar la inseguridad con el hambre, la enfermedad, la polución y otros daños, además de la violencia. Y por eso encontramos críticos o adversarios más pragmáticos que conceptuales. Pero prestar atención al amplio número de amenazas a la persona humana es útil y práctico. La gente que tiene sus necesidades fundamentales atendidas no es proclive a la delincuencia, al crimen o a la violencia. Quienes se sienten bien atendidos y en seguridad no la arriesgan para inclinarse por la violencia.

Oscar Murillo y Adolfo Matos han construido una matriz que da precisión a la seguridad humana imbricada en el conjunto de amenazas no militares como son las violaciones a los derechos fundamentales del ser humano. Se requería un estudio analítico de base empírica para estudiar el nexo real y este libro asume esta compleja tarea, con visión integral y con un nivel de reflexión que supera lo académico para convertirse en herramienta de alta política y de buen gobierno. La seguridad humana como el rostro unificador de los derechos humanos. Felicitaciones.

                                                                                                                                                      

EL DINERO 

EL GRAN ELECTOR



La reforma política tiene como eje el financiamiento electoral. No hay competencia sin recursos. El dinero cuenta más que los programas, las ideas y la honestidad. La gente capaz y honesta nunca llegará si le falta dinero para la campaña. El debate es de fondo en un momento crítico para los políticos que pierden legitimidad y credibilidad por la corrupción. En el que los partidos exhiben debilidad, ausencia de organicidad, e irresponsabilidad para reclutar candidatos. En el que la política aparece como botín o como inversión, dominada por las donaciones que hipotecan a los representantes como pagos a cuenta para favores futuros. La democracia pierde sentido y el dinero es el gran elector. 

En todo el continente el dato fundamental es la disonancia entre la legislación y su aplicación real. Pueden prohibirse las donaciones anónimas y de origen extranjero para candidatos y partidos, pueden imponerse obligaciones de transparencia sobre donaciones y gastos, pueden proliferar las reformas legales como resultado de escándalos pero los controles tienen la misma debilidad de las autoridades encargadas de hacerlos, sea por falta de autonomía para supervisar o por falta de recursos financieros, humanos para su tarea. 

El gran riesgo sigue siendo la penetración del crimen organizado o del narcotráfico, sobre todo en el nivel local, el más débil como lo estamos viendo. Prohibir las donaciones de personas jurídicas como lo han hecho Brasil, Chile y Costa Rica es importante pero más lo es la voluntad política para aplicar la legislación con severidad, para levantar los secretos bancario y tributario y sobre todo para fortalecer el intercambio de información entre los supervisores en la región. 

Esencial regular las licitaciones y adjudicaciones de obras públicas, los lobbys y los conflictos de interés. Lo sucedido con Graña y Montero indica lo mucho que nos falta en protección de la integridad en la función pública.